El inicio de año siempre trae consigo lo nuevos propósitos, esa búsqueda de cambiar algo en nuestros días y que eso ayude a mejorar nuestro ciclo en turno, en esta ocasión el 2023. Uno de los propósitos más recurrentes entre la gente es perder peso. Tan común como las 12 campanadas en año nuevo. Y está bien, sin embargo, la realidad de ese propósito en específico puede no ser tan benéfica.
¿A qué voy con eso? Muy simple, en palabras cortas sería: «Perder peso, no debería ser tu objetivo». Las explicación extensa, viene aquí. Si bien. es cierto que es muy común, también es verdad que es uno de los objetivos más complicados y desmotivantes que puede haber. Pasa porque si después de 10-12 días no ves un cambio, la motivación de estar en ese camino, se empieza a perder.
Pasa lo mismo, cuando tienes alguna tentación o antojo y entonces se convierte en una lucha interna en la que tienes que decidir si quieres seguir con esa estricta disciplina o romper un poco el molde y consentirte después de tantos días cumpliendo al pie de la letra tus comidas. Y ahí está el verdadero problema, porque al sentirte tan limitado, será mucho más fácil que dejes de lado ese propósito y en consecuencia, la motivación del mismo.
¿Por qué es tan difícil cumplir con ese afamado propósito?
«Cuando haces tan limitativa una acción, se convierte en algo que no disfrutas. La comida se debe disfrutar, de forma responsable si buscas lograr un equilibrio, pero el fin común es ese: disfrutar los alimentos. Cuando tu obligas a alguien a alejarse de algo que ama tanto, por ejemplo, como una barra de chocolate, el cerebro empieza a recibir un mensaje negativo y puede jugar en tu contra porque te castigas si fallas, si te pasas de la porción o si un día se convierte en libre debido a tu rutina en el trabajo», comenta Mara Rivera, especialista en nutrición deportiva.
El tema de la pérdida de peso va más allá del simple hecho de quitarse esos kilos extra en el cuerpo. El enfoque debería ser diferente porque al final, lo que necesitas no es solo perder peso, necesitas cambiar hábitos y ajustar tu ingesta diaria, ya sea que busques mejorar tu peso, correr más rápido o empezar en alguna disciplina este año, el foco tendría que estar en cómo obtener mejores hábitos que no me hagan sentir obligado a hacer algo o a no comer algo.
Otra de las razones por las que perder peso no debería ser tu meta de año nuevo, es porque también afectas a tu cuerpo desde el rubro del sistema inmune, cuando restringes las calorías que consumes, tu cuerpo se comienza a estresar y entonces te enfrentas a una doble batalla, la mental por cumplir y la de tu sistema inmune por encontrar el equilibrio debido a la restricción calórica que vive.
¿Cuál debería ser mi objetivo?
Equilibrio. El cuerpo y en general el ser humano no necesita restricciones en temas tan estresantes como la pérdida de peso. Es más necesario que aprendas a comer, y sí, puede sonar a algo que no necesitamos, sin embargo, muchos de nosotros no sabemos cómo hacerlo. Uno de los errores más habituales es que creemos que por entrenar tenemos carta abierta para comer lo que sea, no obstante, es importante saber qué significa las calorías que quemamos por vivir, las de entrenar y las que consumimos en cada alimento.
Saber cómo combinar alimentos, cuales podemos suplir para darnos esos premios de antojos que, además de todo, no romperán con esos buenos hábitos alimenticios. Parte del mismo aprendizaje es saber que no pasa nada si voy al cine y me consiento con palomitas y refresco o tal vez un dulce, al final, saber que pueden tener un beneficio sin caer en excesos, es más importante que sembrar el mensaje negativo y sentirnos limitados por comer algo que nos encanta.
El primero paso es la voluntad de querer hacer un cambio en tus hábitos alimenticios, el segundo es lograr pequeños objetivos de la mano de un especialista y finalmente saber que sin excesos, puedes lograr ese equilibrio que tanto buscas en tus propósitos de año nuevo. Es decir, cambiar la forma en la que vemos el objetivo final.