Te contamos todos los detalles sobre estos alimentos fermentados para tu salud y nutrición como corredor.
Por Argo Nutricion Deporte (@argo.nutricion.deporte)
Este alimento es muy nutritivo por las proteínas, grasas y carbohidratos que contiene, pero hay un punto que lo hace diferente a la mayoría de alimentos lactéos que encontramos en el mercado: los probióticos. Se trata de pequeños microorganismos que, cuando son ingeridos, nos ayudan con diversas funciones digestivas e inmunes, y, sin los cuales, nuestro estado de salud se vería disminuido.
Antes de continuar, es importante mencionar que el yogurt no es la única fuente de probióticos, y más adelante te daremos más opciones, por si buscas incluirlos en tu alimentación.
¿Qué son?
Se trata de bacterias, que por naturaleza realizan la fermentación de ciertos compuestos disponibles en la leche u otros alimentos no lácteos. Como resultado, tenemos el yogurt, con su textura cremosa y sabor ácido. Otros ejemplos de alimentos fermentados incluyen el jocoque y la leche agria entre los lácteos; y el tempeh, el miso (ese que encuentras en la sopa japonesa), el chucrut y el kimchi (tradicional platillo de la comida coreana), entre los productos no lácteos.
¿Cómo nos ayudan?
Cuando ingieres probióticos, estos llegan a tu intestino y ahí se instalan. Entre sus diferentes beneficios, encontramos los siguientes:
Digieren diversos compuestos, que para nosotros sería difícil o imposible digerir, como fibras y otros tipos de carbohidratos. El resultado de esta digestión bacteriana incluye ácidos grasos de cadena mediana y otros compuestos, los cuales sí podemos digerir (1).
Estimulan al sistema inmune. Tu cuerpo, al ingerir estas bacterias benéficas, reacciona y produce ciertas sustancias de defensa, y ello podría contribuir a evitar enfermedades e inhibir incluso el desarrollo de tumores (2, 3).
Mejoran la apariencia de tu piel, ya que contribuyen a disminuir el daño causado por los rayos UV y el acné común (3).
Y tal vez, están incluso relacionados con el estado de ánimo. Estudios sugieren que podría haber una relación entre la microbiota intestinal (la población de probióticos en tu intestino) y alteraciones relacionadas al estrés, aumentando estas en ratones con una microbiota disminuida (4).
Por estas razones, es importante que consumas alimentos ricos en probióticos. Otro punto importante de mencionar es que, cuando tomas antibióticos por alguna infección, muy probablemente tu microbiota se vea disminuída. Es importante que ayudes a tu intestino a recuperarla, y los alimentos que mencionamos anteriormente te serán de gran ayuda para hacerlo. Además, se pueden incluir en una gran variedad de platillos y en distintas preparaciones ¡Aprovéchalos!
Referencias
McFarland, L. V. (2015). From yaks to yogurt: the history, development, and current use of probiotics. Clinical Infectious Diseases, 60(suppl_2), S85-S90.
Ashraf, R., & Shah, N. P. (2014). Immune system stimulation by probiotic microorganisms. Critical reviews in food science and nutrition, 54(7), 938-956.
Kober, M. M., & Bowe, W. P. (2015). The effect of probiotics on immune regulation, acne, and photoaging. International journal of women’s dermatology, 1(2), 85-89.
Cryan, J. F., & O’mahony, S. M. (2011). The microbiome‐gut‐brain axis: from bowel to behavior. Neurogastroenterology & Motility, 23(3), 187-192.
Te contamos todos los detalles sobre estos alimentos fermentados para tu salud y nutrición como corredor.
Por Argo Nutricion Deporte (@argo.nutricion.deporte)
Este alimento es muy nutritivo por las proteínas, grasas y carbohidratos que contiene, pero hay un punto que lo hace diferente a la mayoría de alimentos lactéos que encontramos en el mercado: los probióticos. Se trata de pequeños microorganismos que, cuando son ingeridos, nos ayudan con diversas funciones digestivas e inmunes, y, sin los cuales, nuestro estado de salud se vería disminuido.
Antes de continuar, es importante mencionar que el yogurt no es la única fuente de probióticos, y más adelante te daremos más opciones, por si buscas incluirlos en tu alimentación.
¿Qué son?
Se trata de bacterias, que por naturaleza realizan la fermentación de ciertos compuestos disponibles en la leche u otros alimentos no lácteos. Como resultado, tenemos el yogurt, con su textura cremosa y sabor ácido. Otros ejemplos de alimentos fermentados incluyen el jocoque y la leche agria entre los lácteos; y el tempeh, el miso (ese que encuentras en la sopa japonesa), el chucrut y el kimchi (tradicional platillo de la comida coreana), entre los productos no lácteos.
¿Cómo nos ayudan?
Cuando ingieres probióticos, estos llegan a tu intestino y ahí se instalan. Entre sus diferentes beneficios, encontramos los siguientes:
Digieren diversos compuestos, que para nosotros sería difícil o imposible digerir, como fibras y otros tipos de carbohidratos. El resultado de esta digestión bacteriana incluye ácidos grasos de cadena mediana y otros compuestos, los cuales sí podemos digerir (1).
Estimulan al sistema inmune. Tu cuerpo, al ingerir estas bacterias benéficas, reacciona y produce ciertas sustancias de defensa, y ello podría contribuir a evitar enfermedades e inhibir incluso el desarrollo de tumores (2, 3).
Mejoran la apariencia de tu piel, ya que contribuyen a disminuir el daño causado por los rayos UV y el acné común (3).
Y tal vez, están incluso relacionados con el estado de ánimo. Estudios sugieren que podría haber una relación entre la microbiota intestinal (la población de probióticos en tu intestino) y alteraciones relacionadas al estrés, aumentando estas en ratones con una microbiota disminuida (4).
Por estas razones, es importante que consumas alimentos ricos en probióticos. Otro punto importante de mencionar es que, cuando tomas antibióticos por alguna infección, muy probablemente tu microbiota se vea disminuída. Es importante que ayudes a tu intestino a recuperarla, y los alimentos que mencionamos anteriormente te serán de gran ayuda para hacerlo. Además, se pueden incluir en una gran variedad de platillos y en distintas preparaciones ¡Aprovéchalos!
Referencias
McFarland, L. V. (2015). From yaks to yogurt: the history, development, and current use of probiotics. Clinical Infectious Diseases, 60(suppl_2), S85-S90.
Ashraf, R., & Shah, N. P. (2014). Immune system stimulation by probiotic microorganisms. Critical reviews in food science and nutrition, 54(7), 938-956.
Kober, M. M., & Bowe, W. P. (2015). The effect of probiotics on immune regulation, acne, and photoaging. International journal of women’s dermatology, 1(2), 85-89.
Cryan, J. F., & O’mahony, S. M. (2011). The microbiome‐gut‐brain axis: from bowel to behavior. Neurogastroenterology & Motility, 23(3), 187-192.