La razón por la que NO deberías bañarte antes de correr

¡Como lo oyes! Hasta para bañarnos hay que organizarnos, aquí te decimos el porqué.


¿Eres de los que te bañas antes de salir a correr? Eso habla de una buena higiene personal, pero déjame decirte que estás cometiendo un error, ¿porqué? Parece algo obvio, pero no lo es tanto, ya que muchos corredores lo hacen.


Te explicamos: cuando nos bañamos, relajamos nuestros músculos y dejamos al cuerpo en un “estado zen”, es decir, totalmente libre de estrés. Cuando corremos, hacemos todo lo contrario, tensamos nuestros músculos y los llevamos a un alto grado de estrés.

Entonces, si llegamos en un estado de relajación máxima, al momento de comenzar con nuestra actividad, podemos provocar contracturas y lesiones que nos pueden dejar fuera de las pistas por un buen tiempo. Así que aunque suene un poco mal, por tu bien, no te bañes antes de competir.


Y ¿qué pasa cuando terminamos de entrenar o cruzamos la línea de meta? Generalmente, terminamos empapados en sudor y nos sentimos tan sofocados, que queremos prácticamente meternos a una alberca con agua helada, a esto, sumémosle que queremos tirarnos a descansar y ¡relajarnos! Pero por muy incómodo que sea estar húmedos y llenos de sal, debemos esperar a recuperar nuestra temperatura corporal normal.


Lo más recomendable es bañarse durante la primera hora después de haber terminado la actividad física, hacerlo así, nos ayudará a que no acumulemos tanto ácido láctico en nuestros músculos y nos recuperemos más rápido del famoso “caminado de robot”. Como cada cuerpo es diferente, podemos apoyarnos en estas señales, para definir el mejor momento para tomar un merecido y relajante baño.


Lo primero que debemos tomar en cuenta, es que no todos sudamos igual, de hecho, hay personas que aún en situaciones de actividad física intensa, no sudan, sin embargo, su temperatura corporal sí aumenta; con este tipo de personas, el tema de “regresar a la temperatura normal”, no se debe tomar a la ligera, pues para evitar cualquier descompensación, deberán esperar a que su cuerpo se enfríe, antes de meterse a bañar.

La mayoría de los corredores amateur, comenzamos a sudar a los 15 minutos (aproximadamente), de haber comenzado cualquier actividad física y cuando terminamos de ejercitarnos, nos toma entre 20 y 30 minutos regresar nuestro cuerpo a la temperatura promedio. Pasado este tiempo, podemos ir a “quitarnos la sal de encima”.


Segundo, hay que saber, que sin importar la actividad física realizada, el cuerpo siempre elevará su temperatura, para evitar lesiones y sobre todo, para ayudar a nuestro corazón a no esforzarse de más. Así que no creas que por haber hecho una clase de yoga, puedes bañarte dos segundos después de haber terminado.

Por último y no menos importante, debes tomar en cuenta, el lugar donde realizarás la actividad física. Si corres en ambientes muy fríos, tu cuerpo acelerará la sudoración con la intención de mantenerte caliente y protegido. Y aunque estés como hielotp, eso no significa que puedes terminar de ejercitarte y meterte a bañar de inmediato. Igual que en un lugar de calor, debes esperar a recuperar tu estado natural.


Solo para que lo tengas en consideración, los cambios bruscos de temperatura, pueden provocarnos lesiones como contracturas, derrames oculares y en el peor de los casos, una trombosis que puede desencadenar en la muerte.


Nuestros consejos:

En lugares de calor, báñate hasta que dejes de transpirar. Si no esperas, seguirás sintiendo humedad y bochorno aun cuando salgas de la regadera.

En lugares fríos, lleva siempre una muda de ropa, cámbiate cuando termines la actividad física y cuando hayas alcanzado la temperatura “ambiente”, báñate.

En cualquiera de los casos, procura bañarte con agua tibia y hazlo de los pies a la cabeza, para ayudar a tu cuerpo a alcanzar su estado natural.

Y lo más importante: ¡Disfruta tu momento de relajación al máximo!

¡Como lo oyes! Hasta para bañarnos hay que organizarnos, aquí te decimos el porqué.


¿Eres de los que te bañas antes de salir a correr? Eso habla de una buena higiene personal, pero déjame decirte que estás cometiendo un error, ¿porqué? Parece algo obvio, pero no lo es tanto, ya que muchos corredores lo hacen.


Te explicamos: cuando nos bañamos, relajamos nuestros músculos y dejamos al cuerpo en un “estado zen”, es decir, totalmente libre de estrés. Cuando corremos, hacemos todo lo contrario, tensamos nuestros músculos y los llevamos a un alto grado de estrés.

Entonces, si llegamos en un estado de relajación máxima, al momento de comenzar con nuestra actividad, podemos provocar contracturas y lesiones que nos pueden dejar fuera de las pistas por un buen tiempo. Así que aunque suene un poco mal, por tu bien, no te bañes antes de competir.


Y ¿qué pasa cuando terminamos de entrenar o cruzamos la línea de meta? Generalmente, terminamos empapados en sudor y nos sentimos tan sofocados, que queremos prácticamente meternos a una alberca con agua helada, a esto, sumémosle que queremos tirarnos a descansar y ¡relajarnos! Pero por muy incómodo que sea estar húmedos y llenos de sal, debemos esperar a recuperar nuestra temperatura corporal normal.


Lo más recomendable es bañarse durante la primera hora después de haber terminado la actividad física, hacerlo así, nos ayudará a que no acumulemos tanto ácido láctico en nuestros músculos y nos recuperemos más rápido del famoso “caminado de robot”. Como cada cuerpo es diferente, podemos apoyarnos en estas señales, para definir el mejor momento para tomar un merecido y relajante baño.


Lo primero que debemos tomar en cuenta, es que no todos sudamos igual, de hecho, hay personas que aún en situaciones de actividad física intensa, no sudan, sin embargo, su temperatura corporal sí aumenta; con este tipo de personas, el tema de “regresar a la temperatura normal”, no se debe tomar a la ligera, pues para evitar cualquier descompensación, deberán esperar a que su cuerpo se enfríe, antes de meterse a bañar.

La mayoría de los corredores amateur, comenzamos a sudar a los 15 minutos (aproximadamente), de haber comenzado cualquier actividad física y cuando terminamos de ejercitarnos, nos toma entre 20 y 30 minutos regresar nuestro cuerpo a la temperatura promedio. Pasado este tiempo, podemos ir a “quitarnos la sal de encima”.


Segundo, hay que saber, que sin importar la actividad física realizada, el cuerpo siempre elevará su temperatura, para evitar lesiones y sobre todo, para ayudar a nuestro corazón a no esforzarse de más. Así que no creas que por haber hecho una clase de yoga, puedes bañarte dos segundos después de haber terminado.

Por último y no menos importante, debes tomar en cuenta, el lugar donde realizarás la actividad física. Si corres en ambientes muy fríos, tu cuerpo acelerará la sudoración con la intención de mantenerte caliente y protegido. Y aunque estés como hielotp, eso no significa que puedes terminar de ejercitarte y meterte a bañar de inmediato. Igual que en un lugar de calor, debes esperar a recuperar tu estado natural.


Solo para que lo tengas en consideración, los cambios bruscos de temperatura, pueden provocarnos lesiones como contracturas, derrames oculares y en el peor de los casos, una trombosis que puede desencadenar en la muerte.


Nuestros consejos:

En lugares de calor, báñate hasta que dejes de transpirar. Si no esperas, seguirás sintiendo humedad y bochorno aun cuando salgas de la regadera.

En lugares fríos, lleva siempre una muda de ropa, cámbiate cuando termines la actividad física y cuando hayas alcanzado la temperatura “ambiente”, báñate.

En cualquiera de los casos, procura bañarte con agua tibia y hazlo de los pies a la cabeza, para ayudar a tu cuerpo a alcanzar su estado natural.

Y lo más importante: ¡Disfruta tu momento de relajación al máximo!